lunes, 2 de marzo de 2015

De vuelta

Hola de nuevo. Sería muy vergonzoso y algo descarado de mi parte pedir perdón por haberme ausentado por tan largo tiempo. La disciplina y las ganas no confluyeron para que este blog tomara un rumbo. Porque eso sí, temas sí habían. Procuraré dejar una entrada en un día entre semana fijo. Mientras se concreta el día variará, pero por ahora tengo pensado que los miércoles será el día adecuado.
Mientras pienso (entre tantos) un tema para la siguiente entrada, les dejo un escrito que hice hace unos meses para mi clase de comunicación oral. El título lo dice todo.
Saludes

¿Innovación Musical?

Lo antiguo está de moda. Lo “vieja escuela” es la tendencia ahora. Productos de otras épocas, tales como los vinilos y los tocadiscos están resurgiendo. La gente está dejando a un lado las descargas ilegales, se animó a optar por un mejor servicio, por un producto más legal, por una mejor calidad.

Todo esto lo reflejan las cifras. En el 2013, sólo en el Reino Unido se vendieron 780 mil álbumes en vinilo, cifra que sólo fue sobrepasada por los 817 mil vendidos en 1997, hace 17 años. Esta cifra superó además en un 101 por ciento a las ventas del 2012. Esta es una cifra considerable, sabiendo que entre los años 2007 y 2011 el promedio de vinilos vendidos fue de 240 mil por año.

Para nadie es un secreto que el estereotipo de un típico comprador de vinilos es un hombre de mediana edad, que visita tiendas a punto de la quiebra, en donde el empleado, un conocido suyo, le recomienda lo último que le llegó, que paradójicamente son antiguos vinilos de épocas remotas, llenos de polvo y olvido.
Cabe aclarar que en Colombia este concepto es escasamente conocido, ya que nuestro país por más que sea un gran exportador de talento musical, su mercado no es tan variado ni hay tanta afición por parte del consumidor como lo es en Estados Unidos e Inglaterra.

Para complementar las ventas del vinilo, la resurrección del tocadiscos, impulsada por esa nostalgia de jamás olvidar el pasado, también ha ayudado a volver a las costumbres antiguas. Actualmente se ofrece toda una nueva gama de tocadiscos, que no sólo prestan el servicio de reproducir los vinilos, sino que puede reproducir los vinilos de 7, 10 y 12 pulgadas y existen unos que pueden convertir el contenido de estos a formatos actuales como el mp3 o convertirlos en discos compactos.

En cuanto a calidad, la diferencia es relevante. En términos básicos, un vinilo es una grabación analógica, mientras que un CD o lo que reproduce un computador es una grabación digital. ¿Cuál es la diferencia? Por naturaleza, el sonido natural es análogo.     Es decir, las ondas que transmite son completas. El sonido digital, en cambio, captura tomas al sonido análogo (unas 42.100 veces por segundo). Esto no parece muy importante, ya que tomar 42.100 muestras por segundo es asemejar el sonido natural en altas dimensiones, pero no es lo mismo. De hecho es muy fácil notarlo cuando se reproducen dos canciones iguales, una en un reproductor de audio y la otra en un tocadiscos. Se siente la pureza del vinilo, es un sonido muy limpio, como si la música estuviera ahí, como si fuera palpable. Como lo declara Jack White uno de los compositores, autores y productores más reconocidos del momento: “el vinilo es el verdadero asunto, hasta que no se obtiene el vinilo, uno no cuenta con el álbum de verdad.”[1]

Claro está que mantener un tocadiscos tiene sus complicaciones, ya que hay que cuidar y limpiar periódicamente los vinilos, así como cambiar la aguja cada cierto tiempo. Pero todas estas atenciones lo valen.

Pero bueno, este ensayo no se escribió con el fin de atacar la música digital, sino usarla como sustento para demostrar que servicios como iTunes o el Amazon MP3 Store, o aquellos que últimamente están ganando fuerza llamados music streaming (como lo son Deezer o Spotify) le están haciendo el “quite” a la piratería, ya que no sólo le generan ingresos a las compañías discográficas, que hasta hace poco alcanzaron a mendigar, sino que le proporcionan al oyente una satisfacción en cuanto al sonido y en cuanto a la moral, al apoyar la industria.

No obstante, se puede apreciar el considerable acogimiento que han tenido estas nuevas tendencias. En febrero del año pasado, a pesar de la caída que tuvo en las ventas (la primera en su historia), iTunes había vendido su canción número 25 billones. Esto haciendo cálculos, significa que cada uno de los 7 billones de habitantes que tiene la tierra ha descargado 2 canciones, desembolsando unos 2 dólares. Y eso que iTunes representa el 64 por ciento del mercado. Cifras inverosímiles diría yo.


Nadie puede negar que jamás descargó una canción ilegal por Kazaa, Limewire o Ares. Sí, el autor los conoce todos porque todos los utilizó y en ese orden, a medida que las autoridades los iban clausurando. Hasta que ya llega un punto en donde, cansado por la mala calidad y con el temor de contraer algún virus (o a la policía en su casa), optó por hacer el intento de comprar canciones legales por iTunes, que hoy en día ya contabilizan unos 600 dólares en gastos y sin arrepentimiento alguno.

Ahora, son géneros tales como el reggaetón que causan que aumente la piratería, al no ser un género tan conocido y al ser sus canciones tan difíciles de conseguir y la actitud de sus oyentes de descargarlas sin importar la calidad o las repercusiones.
“Despiértenme cuando pase el reggaetón!” dijo alguna vez Gustavo Cerati durante un concierto. Por ahora, parece que el reggaetón le está ganando la batalla al legendario vocalista de Soda Stereo.

En nuestro país, inclusive, hace poco se interpuso una acción popular por un abogado, quien expresaba su incomodidad ante este género ya que sus letras incitan, entre otros, al consumo de drogas. Letras que además son cantadas por personas que algunas tienen un escaso (sino nulo) conocimiento del mundo musical y de las técnicas vocales básicas. Vienen además acompañadas de un simple ritmo, sin el mayor grado de complejidad. La ex cantante del grupo Aterciopelados, Andrea Echeverri le lanza una fuerte crítica a este género en su canción “Métetelo” en donde le exige respeto a las mujeres y le dice “no” a la promiscuidad, término que es señalado constantemente de una manera implícita por el reggaetón.

En términos generales, se puede concluir que se están volviendo a las antiguas épocas, en donde la música no era sólo un ruido de fondo, sino que de verdad se escuchaba, de verdad se sentía. Los aspectos señalados anteriormente demuestran que se está saliendo del declive de hace unos años, en donde reinaban oleadas de descargas ilegales.

Por ahora esperemos que el reggaetón se vaya. Y que Gustavo despierte.





Bibliografía:

-       Lachno, James. (2014) Vinyl sales highest for 15 years. The Telegraph. Recuperado el 9 de abril de 2014, en http://www.telegraph.co.uk/culture/music/music-news/10556186/Vinyl-sales-highest-for-15-years.html
-       Is the sound on vinyl records better than on CD’s or DVD’s?. (s.f). Recuperado el 7 de abril de 2014, de http://electronics.howstuffworks.com/question487.htm
-       Jones, Chuck (2013) iTunes Hits 25 Billion Songs Sold. Forbes. Recuperado el 10 de abril de 2014, en http://www.forbes.com/sites/chuckjones/2013/02/06/itunes-hits-25-billion-songs-sold/
-       Acción popular busca prohibir el reggaetón en Colombia. (2011) Revista Semana. Recuperado el 24 de abril de 2014, en http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/accion-popular-busca-prohibir-reggaeton-colombia/238375-3





[1] Tomado de: http://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=126388123

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